MUNDO CAEF

martes, 12 de octubre de 2010

12 de Octubre " Día de la raza"

MARTES 12 DE OCTUBRE DEL 2010.
BUENOS AIRES ARGENTINA.


Todos los años, el día 12 de octubre se celebra el antes llamado Día de la Raza en Iberoamérica, fecha en la cual se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a las costas del continente Americano en el año 1492 .

A partir de 1992, las celebraciones oficiales del Quinto Centenario del Día de la Raza desataron discusiones y protestas indígenas que obligaron a cambiar la idea del "descubrimiento de América” por la del "encuentro de dos mundos".


Junto con esta modificación, el Día de la Raza fue rebautizado para dar cuenta de esta demanda. Ahora en distintos países, desde Chile hasta Canadá, pasando por Venezuela, Ecuador, Bolivia, México y Centroamérica, el día 12 de octubre se ha convertido en una jornada en la que los pueblos indígenas reivindican su pluralidad cultural y étnica, e intentan acabar con los prejuicios que pretenden justificar la opresión en la que viven. La lucha de los indígenas muestra que la dominación cultural es un proceso aún inconcluso y los conflictos que de ella resultaron siguen vivos y abiertos a múltiples soluciones.

Pero, ¿de dónde vienen estos prejuicios? ¿Desde cuándo se empieza a construir una visión de los indígenas como pueblos incivilizados?


El encuentro de dos mundos
Cuando los europeos arribaron al continente Americano se enfrentaron ante la existencia de un Nuevo Mundo. No es difícil pensar en la curiosidad y el miedo que sintieron ante lo extraño, y la enorme cantidad de preguntas que surgieron frente a la existencia de pueblos desconocidos: ¿quiénes eran aquellos hombres? ¿Por qué y cómo estaban allí?


Para responder a estas preguntas fueron de vital importancia las noticias que enviaban los exploradores y conquistadores sobre los hombres americanos. Entre éstas destacan las narraciones de Cristóbal Colón sobre sus viajes y descubrimientos . A través de las narraciones que hace el marinero genovés, es posible tratar de entender no sólo al hombre que está escribiendo estos relatos sino también al tiempo en el que vive, es decir, a las circunstancias históricas, sociales, económicas y culturales que condicionan sus juicios y acciones y las de otros hombres sobre los pueblos conquistados. El individuo, parafraseando al historiador inglés Edward Carr, es producto a la vez que portavoz consciente o inconsciente de la sociedad a la que pertenece y en concepto de tal se enfrenta a los hechos.


Partiendo de la lectura del libro Cristóbal Colón, Los cuatro viajes: Testamento intentaremos sumergirnos en un momento único de la historia, aquél del encuentro entre los europeos y los indígenas. Conscientes de la vastedad del tema, nos centraremos en un aspecto específico que influyó en las ideas de Colón sobre los indígenas americanos: se trata del significado que tuvo la desnudez de los indios para el Almirante.

En los juicios de Cristóbal Colón sobre este aspecto que tanta conmoción le causó, se esconde una visión del mundo sobre la cual vale la pena reflexionar.

La desnudez: símbolo de inferioridad
En la primera mención que hace Colón sobre los indígenas destaca el hecho de que no llevaban consigo vestimenta alguna: “luego vinieron gente desnuda…” 1 No es difícil entender el asombro de Colón ante este hecho si pensamos en las costumbres y los valores de la cultura europea del siglo XV. Lo anterior tiene que ver con una serie de valores morales que son parte de la tradición judeo-cristiana de la que indudablemente son herederas las culturas de Occidente. Sin embargo, lo que hay que destacar es que para Colón el hecho de que los indígenas estuvieran desnudos “como su madre los parió”, según escribió, constituía una diferencia entre españoles e indios que daba cuenta de la falta de civilización de estos últimos y en consecuencia de su inferioridad.

Así, la imagen que Colón se va formando de los indígenas parte fundamentalmente de aquello que no tienen. La ausencia es parte fundamental de sus descripciones: “Me pareció que era gente muy pobre de todo […] Me pareció que ninguna secta tenían […] Esta gente muy mansa y muy temerosa, desnuda como dicho tengo, sin armas y sin ley”. 2



Bajo la visión cristiana de Colón, el hecho de que los indígenas no tuvieran vestimenta significaba que, dentro de la jerarquía cristiana , los indios estaban más cerca de la naturaleza que de la civilización. De ahí que los retratos que Colón hace sobre los nativos americanos en muchas ocasiones se asemejen a sus descripciones de la naturaleza: Colón decide contemplarlo todo, y la belleza física en primer lugar. A menudo sus observaciones se limitan llanamente al aspecto físico de la gente, su estatura, el color de su piel, la hermosura de sus cuerpos, y en algunas ocasiones, incluso traza similitudes entre animales y algún aspecto físico de los indígenas:

“Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos d'estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura, gente muy fermosa; los cabellos no crespos, salvo corredíos y gruesos como sedas de cavallo, y todos de la frente a la cabeca muy ancha, más que otra generación que fasta aquí aya visto; y los ojos muy fermosos y no pequeños; y ellos ninguno prieto, salvo de la color de los canarios […] Las piernas muy derechas, todas a una mano, y no barriga, salvo muy bien hecha.3

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